Cualquier asunto podría germinar



Cuando sorprendo a aquel que fui siempre le pregunto por qué decidió seguir adelante aquella noche de luna llena. Seguir andando sin objeto, sin fin, sin meta. Le interrogo en sueños.

Sin respuesta.

Caminando bajo la luna.
Los pies helados,
sin más perspectiva en la noche.
Nada,
cualquier asunto podría germinar.

Nunca ha habido una respuesta que pueda catalogarse con cierta contundencia en la lógica de las ilusiones categóricas de los hombres: aquel cisne que vemos es blanco, la marea cuando suba se zampará la playa, aquella joven tan hermosa asesinará tus sueños, tu voluntad se disolverá al despertar tras la celebración de todos y cada uno de los cumpleaños, ese hijo al que amas se ha convertido en el instante de ser engendrado en el mayor enemigo de tu libertad. La contundencia de la lógica ilusoria de cada uno señala el único rumbo de la nave en una singladura destinada al naufragio. Quien crea que no hay caminos en el mar será un héroe perdido y ciego.

Aquel que fui escapó camino adelante por una trocha flanqueada al iniciarse de prados helados. Le perdí la vista y ya nunca volvió la cabeza, salvo en sueños, cuando inconsciente los recuerdos inventados vuelven a la vida con el soplo del argonauta Orfeo.


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