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Mostrando entradas de noviembre, 2014

Todos somos políticos

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HAY una idea dominante que expone Fernando Savater en su libro ¡ No te prives! Defensa de la ciudadanía (Ariel): políticos somos todos los individuos que convivimos en una sociedad democrática, bajo el imperio y las leyes del Estado de derecho; los políticos electos son los elegidos por un tiempo para representar y adoptar acuerdos según la voluntad de los electores, de acuerdo con las reglas del juego político en esta clase de sociedades, que son un logro de la civilización. «La ciudadanía por la que merece la pena luchar es aquella según la cual el individuo obtiene derecho a la participación política, la protección social y los servicios básicos con abstracción de cualquiera de sus determinaciones previas genealógicas, étnicas, culturales, de género, etc...», argumenta el pensador. La obligación es cumplir las leyes para compartir presente y futuro. La libertad vendría después para elegir cada cual la identidad que desee, sea política, religiosa, cultural o erótica. Como indi

El gran narrador de naderías

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R ecordaba aquella cantina que había sobrevivido a las locomotoras de vapor, tan queridas con sus nombres de mujer. Todavía entonces seguía aferrada al pálpito vital de la ciudad, arañando cada día al calendario, que le empujaba al final de un túnel en donde acechaba la piqueta a manos del mejor postor por aquella parcela céntrica, bien valorada para los planes ferroviarios de los trenes de vía estrecha. El progreso había sentenciado que estarían mejor bajo tierra, en otro lugar, en una estación intermodal racionalista, con sus quioscos de diseño listos para despachar bebidas servidas en vasos de un solo uso y sándwiches insípidos; sí, bien decorados para ganar al estómago por los ojos. Al entrar siempre olía a serrín húmedo. Lo único que se renovaba ritualmente en la cantina cada año era la fotografía del Sporting reproducida a doble página por el periódico, colgada con chinchetas en la pared frontal tras el mostrador. La taberna era oscura, incluso bajo el sol de ju

Las culpas de los otros

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BOLETA DE IDA Y VUELTA S on como las novedades de temporada en los escaparates. Hay palabras que triunfan en el decir por el consenso de la estupidez, como por ejemplo: la casta . Un término despectivo ahora en España para calificar a una clase especial, la integrada por los políticos elegidos en las urnas, los que viven del ejercicio público de la política y los partidos políticos. Hay quien está interesado en dar gato por liebre con la palabra, que ha volado cual virus desde el gurú, ocupando plaza en los medios de comunicación, hasta la tertulia del café matinal, al despertar el imaginario sentimental sobre las culpas de los otros. Para empezar, el engaño viene de una confusión en la que se mezclan figuraciones sobre el político que elegimos, el político profesional y la esclerosis que atenaza a los partidos políticos. Parece que hay un olvido obvio: en una democracia el político que elegimos puede ser revocado. En cuanto al profesional, tiene el derecho como todos a viv

Cultura versus incultura

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C ultura versus incultura. Escribe Mario Vargas Llosa que Mijail Bajtin, autor de un libro con gran repercusión, La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento , dotó a lo inculto de una dignidad relevante. Bueno no solo este autor, también sus seguidores. Argumenta Vargas Llosa en La civilización del espectáculo que esta abolición entre la cultura y la incultura viene a asegurar que: «Lo que podía haber en este discriminado ámbito de impericia, chabacanería y dejadez estaba compensado por su vitalidad, humorismo y la manera desenfada y auténtica con que representaba las experiencias humanas más compartidas». Bajtin habla de cultura popular, de cultura cómica, dedicada a atender a la mitad inferior del cuerpo, dejando la parte superior del ser humano para los cuidadores del espíritu. Esta como la queramos llamar alcanza su máxima expresión en el Carnaval, que ha devenido en algunos lugares en un buen negocio y entretenimiento popular, divulgado por televisión como alimen

Este presente que subyuga

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P arece que no hay alto responsable político en España dispuesto a dar un paso atrás, metafórico, concentrase en pensar y dejar de actuar en acciones que ponen paños calientes a una sociedad compleja, que no está aislada del mundo. Los medios de comunicación social, que se alimentan del presente, son el escaparate de disparates y también protagonistas de cada nueva boutade , que justifique una visión catastrófica de una nación desarrollada, donde impera el Estado de derecho, que persigue a los delincuentes de guante blanco, también; donde la gente vive en libertad y sufre penurias económicas, también. Una nación en la que sus ciudadanos da la impresión que no están muy por la labor de organizarse, para complementar y contrarrestar cuando sea preciso al poder político, al que se le exige que rija la vida de cada individuo, protegiéndole hasta la próxima cita electoral, quizá herencia de la dictadura franquista, tan paternalista tal que democracia orgánica, que es una

Josefa Parra

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J osefa Parra sostiene que el punto y final de un poema lo pone el lector. Eso es lo que afirma esta poeta nacida en Jerez de la Frontera, quien en su último descarte de poemas, Segunda opinión (Frutos del tiempo, colección Le chat), ha incluido un intruso que lleva por título: Cosas que no tendremos, al que por pudor pone reparos, salvo a sus dos últimos versos; un poema que por esos caprichos del lector en Internet goza de su arrimo. Ahora ya ha quedado impreso en libro. Una explicación sobre lo del pudor. Josefa Parra confesó durante la presentación de su último poemario que cuando escribe siempre, o casi, prefiere dar un paso atrás, alejarse, antes de entregarse al público con el corazón abierto. El caso es que en el poema intruso hay mucha intimidad en sus versos. Este poemario está compuesto de poemas descartados de anteriores trabajos de Josefa Parra, que ahora ha querido reunirlos en tres apartados, el primero bajo el rótulo de África, el segundo con el que da título al lib

El miedo

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Un loco desde su colina, que es el decorado de un estudio de radio en un plató de televisión, declama en tono dramático que él no se va a rendir y cumplirá en toda hora con el dominio de las riendas de su destino. Es un discurso, el suyo, romántico, hinchado de rebeldía, adobado con tono firme y rostro convincente. No me doblegarán con el miedo, viene a decir, y no me hincaré de rodillas. No quedan aquí recogidas sus palabras, de hechura poética, pero he tratado de reflejar con honradez su mensaje. ¿Tú crees, Justo, que nos mueve o paraliza el miedo? No ese miedo al daño físico y a la muerte en un conflicto violento, que sí nos moverá; el miedo a ser totalmente libres en una sociedad civilizada. Me gustaría que a vuelta de correo electrónico me pudieras explicar cómo concibes eso de la libertad total. Uno, que es idiota tal como tú me has acusado cuando he dado un paso atrás o me he quedado al límite de dar el salto, ha llegado a la edad del escéptico cuando topa con las gr

Cerillas que queman iglesias

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BOLETA DE IDA Y VUELTA Unas cerillas asoman desde una caja de tamaño familiar, en la que se puede leer con claridad, caracteres rojos destacados: «La única iglesia que ilumina es la que arde». Al pie de la caja de mixtos se arenga: «¡Contribuya!». Por si hubiera dudas sobre el concepto, en la cara de la caja está estampada una pequeña iglesia ardiendo. Este montaje creado por el colectivo argentino Mujeres Públicas se puede contemplar en el Museo Reina Sofía de Madrid. Asociaciones de creyentes están mostrando su indignación y el director del museo, Manuel Borja-Villel ha tenido que dar explicaciones públicas y recibir a los abogados que le han anunciado una querella ante la Justicia. El trasfondo del conflicto: la libertad de expresión artística versus una creencia religiosa, la mayoritaria en España. No es un conflicto nuevo. Desata la pasión, que es lenguaje de los sentimientos. El arte contemporáneo o es provocador o no es arte; esa impresión se arrastra desde el pasad

Donald Hall

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D onald Hall (Handem, Connecticut, 1928) es uno de los grandes poetas norteamericanos que ya es más accesible para el lector en español. Without (Ediciones Vitruvio) y La cama pintada (Valparaíso), ambos poemarios traducidos por Juan José Vélez Otero, han sido publicados en los últimos meses. El primero, editado en 1998, es una obra maestra, donde el poeta expresa el dolor por la muerte de su esposa Jane Kenyon, también una prestigiosa poetisa. El lector se enfrenta en este libro a una poesía desnuda, clara e intensa y conmovedora. La cama pintada es una continuación de Without , en la línea de crudeza, descarnado realismo lírico y desconsuelo, como señala el traductor. Son dos libros que conmueven.

Reivindicación del lector

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U na de las normas del periodismo es erradicar la primera persona al contar una historia; norma que lo es por tener excepción, cuando el testimonio del narrador es un valor crucial del relato. Como lo es esta confesión: soy un lector exigente, aristocrático y humilde en la búsqueda del conocimiento. Pertenezco a la clase leyente , concepto que copio de César Antonio Molina . Un lector, no importa que el soporte sea papel o digital, que se alimenta con cada libro. Un alimento del ser para estar en este mundo. Esta clase de lectores podría parecer turba de numantinos en un mundo en extinción,  reemplazado por otro donde va imponiéndose el término hiper para describir el individualismo, la globalización la comunicación, el malestar... Todo es exceso. La cultura hace ya tiempo que no es tal, más bien industria cultural con su correspondiente aporte al Producto Interior Bruto estatal y creaciones que tienen que satisfacer, a la vez que incentivar, el gusto estético

Pizarro fue un estadista

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P izarro fue un estadista. Contra la leyenda negra, la doctora en Historia María del Carmen Martín Rubio ofrece una visión distinta en la biografía del conquistador extremeño que acaba de publicar. Francisco Pizarro, el hombre desconocido (Ediciones Nobel) es el título del ensayo. Con documentos rebate los prejuicios sobre esta figura de la historia de España, perseguida por relatos de sangre y ambición de oro. Aunque casi siempre sea tarde, no está de más el reconocimiento a las duras jornadas protagonizadas por españoles que han contribuido a que España sea tal como es. También es el caso del almirante Blas de Lezo, héroe en Colombia, quien ahora está siendo honrado en su patria, aunque la Armada no lo olvidó.