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Mostrando entradas de 2014

Que el ciudadano Felipe se presente a las elecciones

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V eo a Pablo Echenique en un programa de La Sexta decir que si el ciudadano Felipe quiere ser jefe del Estado, que es bien libre de hacerlo presentándose a unas elecciones. Este no puede ser un argumento tonto, dado que el eurodiputado Echenique es una mente privilegiada, según lo acaban de presentar, que ha trastocado su traje de faena en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas por la casulla de telepredicador de un nuevo mensaje de esperanza para los pobres. Pero el resultado es que quien usa de argumento tonto es calificado de memo, en nuestro idioma español. A propósito del prestigio de las ciencias políticas: un oxímoron, una pura contradicción, como la de ciencias de la información. Desde los tiempos de la horda, la política es el arte de gobernar a los humanos. En cuanto a la información, se trata de contar a la gente lo que le pasa a otra gente y metidos en harina, tratar de contar lo que el poder no quiere que se sepa. Lo de ciencia es un prurito universitario,

Inflación verbal

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BOLETA DE IDA Y VUELTA C uando un escritor encumbrado presenta al público una nueva obra los periodistas interrogan y le obligan a dictar algo de doctrina o pronunciarse sobre lo divino y humano. Le ha tocado el turno al Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2013 Antonio Muñoz Molina, quien anda presentando Como la sombra que se va (Seix Barral), una narración con dos historias, la de los pasos de James Earl Ray, asesino de Martin Luther King, por Lisboa y la del propio escritor que recuerda el viaje a esa ciudad donde escribiría El invierno en Lisboa , novela que lo consagró consiguiendo los premios de la Crítica y el Nacional de Literatura. Dice Muñoz Molina que hay una inflación verbal «a la que no quiero sumarme», en un contexto en el que el entrevistador alude a la situación social de España hoy. Hay que recordar que el escritor ya se pronunció con su libro Todo lo que era sólido . Inflación verbal... curioso concepto, quizá acertado en una sociedad donde la libertad

Todos somos políticos

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HAY una idea dominante que expone Fernando Savater en su libro ¡ No te prives! Defensa de la ciudadanía (Ariel): políticos somos todos los individuos que convivimos en una sociedad democrática, bajo el imperio y las leyes del Estado de derecho; los políticos electos son los elegidos por un tiempo para representar y adoptar acuerdos según la voluntad de los electores, de acuerdo con las reglas del juego político en esta clase de sociedades, que son un logro de la civilización. «La ciudadanía por la que merece la pena luchar es aquella según la cual el individuo obtiene derecho a la participación política, la protección social y los servicios básicos con abstracción de cualquiera de sus determinaciones previas genealógicas, étnicas, culturales, de género, etc...», argumenta el pensador. La obligación es cumplir las leyes para compartir presente y futuro. La libertad vendría después para elegir cada cual la identidad que desee, sea política, religiosa, cultural o erótica. Como indi

El gran narrador de naderías

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R ecordaba aquella cantina que había sobrevivido a las locomotoras de vapor, tan queridas con sus nombres de mujer. Todavía entonces seguía aferrada al pálpito vital de la ciudad, arañando cada día al calendario, que le empujaba al final de un túnel en donde acechaba la piqueta a manos del mejor postor por aquella parcela céntrica, bien valorada para los planes ferroviarios de los trenes de vía estrecha. El progreso había sentenciado que estarían mejor bajo tierra, en otro lugar, en una estación intermodal racionalista, con sus quioscos de diseño listos para despachar bebidas servidas en vasos de un solo uso y sándwiches insípidos; sí, bien decorados para ganar al estómago por los ojos. Al entrar siempre olía a serrín húmedo. Lo único que se renovaba ritualmente en la cantina cada año era la fotografía del Sporting reproducida a doble página por el periódico, colgada con chinchetas en la pared frontal tras el mostrador. La taberna era oscura, incluso bajo el sol de ju

Las culpas de los otros

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BOLETA DE IDA Y VUELTA S on como las novedades de temporada en los escaparates. Hay palabras que triunfan en el decir por el consenso de la estupidez, como por ejemplo: la casta . Un término despectivo ahora en España para calificar a una clase especial, la integrada por los políticos elegidos en las urnas, los que viven del ejercicio público de la política y los partidos políticos. Hay quien está interesado en dar gato por liebre con la palabra, que ha volado cual virus desde el gurú, ocupando plaza en los medios de comunicación, hasta la tertulia del café matinal, al despertar el imaginario sentimental sobre las culpas de los otros. Para empezar, el engaño viene de una confusión en la que se mezclan figuraciones sobre el político que elegimos, el político profesional y la esclerosis que atenaza a los partidos políticos. Parece que hay un olvido obvio: en una democracia el político que elegimos puede ser revocado. En cuanto al profesional, tiene el derecho como todos a viv

Cultura versus incultura

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C ultura versus incultura. Escribe Mario Vargas Llosa que Mijail Bajtin, autor de un libro con gran repercusión, La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento , dotó a lo inculto de una dignidad relevante. Bueno no solo este autor, también sus seguidores. Argumenta Vargas Llosa en La civilización del espectáculo que esta abolición entre la cultura y la incultura viene a asegurar que: «Lo que podía haber en este discriminado ámbito de impericia, chabacanería y dejadez estaba compensado por su vitalidad, humorismo y la manera desenfada y auténtica con que representaba las experiencias humanas más compartidas». Bajtin habla de cultura popular, de cultura cómica, dedicada a atender a la mitad inferior del cuerpo, dejando la parte superior del ser humano para los cuidadores del espíritu. Esta como la queramos llamar alcanza su máxima expresión en el Carnaval, que ha devenido en algunos lugares en un buen negocio y entretenimiento popular, divulgado por televisión como alimen

Este presente que subyuga

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P arece que no hay alto responsable político en España dispuesto a dar un paso atrás, metafórico, concentrase en pensar y dejar de actuar en acciones que ponen paños calientes a una sociedad compleja, que no está aislada del mundo. Los medios de comunicación social, que se alimentan del presente, son el escaparate de disparates y también protagonistas de cada nueva boutade , que justifique una visión catastrófica de una nación desarrollada, donde impera el Estado de derecho, que persigue a los delincuentes de guante blanco, también; donde la gente vive en libertad y sufre penurias económicas, también. Una nación en la que sus ciudadanos da la impresión que no están muy por la labor de organizarse, para complementar y contrarrestar cuando sea preciso al poder político, al que se le exige que rija la vida de cada individuo, protegiéndole hasta la próxima cita electoral, quizá herencia de la dictadura franquista, tan paternalista tal que democracia orgánica, que es una

Josefa Parra

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J osefa Parra sostiene que el punto y final de un poema lo pone el lector. Eso es lo que afirma esta poeta nacida en Jerez de la Frontera, quien en su último descarte de poemas, Segunda opinión (Frutos del tiempo, colección Le chat), ha incluido un intruso que lleva por título: Cosas que no tendremos, al que por pudor pone reparos, salvo a sus dos últimos versos; un poema que por esos caprichos del lector en Internet goza de su arrimo. Ahora ya ha quedado impreso en libro. Una explicación sobre lo del pudor. Josefa Parra confesó durante la presentación de su último poemario que cuando escribe siempre, o casi, prefiere dar un paso atrás, alejarse, antes de entregarse al público con el corazón abierto. El caso es que en el poema intruso hay mucha intimidad en sus versos. Este poemario está compuesto de poemas descartados de anteriores trabajos de Josefa Parra, que ahora ha querido reunirlos en tres apartados, el primero bajo el rótulo de África, el segundo con el que da título al lib

El miedo

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Un loco desde su colina, que es el decorado de un estudio de radio en un plató de televisión, declama en tono dramático que él no se va a rendir y cumplirá en toda hora con el dominio de las riendas de su destino. Es un discurso, el suyo, romántico, hinchado de rebeldía, adobado con tono firme y rostro convincente. No me doblegarán con el miedo, viene a decir, y no me hincaré de rodillas. No quedan aquí recogidas sus palabras, de hechura poética, pero he tratado de reflejar con honradez su mensaje. ¿Tú crees, Justo, que nos mueve o paraliza el miedo? No ese miedo al daño físico y a la muerte en un conflicto violento, que sí nos moverá; el miedo a ser totalmente libres en una sociedad civilizada. Me gustaría que a vuelta de correo electrónico me pudieras explicar cómo concibes eso de la libertad total. Uno, que es idiota tal como tú me has acusado cuando he dado un paso atrás o me he quedado al límite de dar el salto, ha llegado a la edad del escéptico cuando topa con las gr

Cerillas que queman iglesias

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BOLETA DE IDA Y VUELTA Unas cerillas asoman desde una caja de tamaño familiar, en la que se puede leer con claridad, caracteres rojos destacados: «La única iglesia que ilumina es la que arde». Al pie de la caja de mixtos se arenga: «¡Contribuya!». Por si hubiera dudas sobre el concepto, en la cara de la caja está estampada una pequeña iglesia ardiendo. Este montaje creado por el colectivo argentino Mujeres Públicas se puede contemplar en el Museo Reina Sofía de Madrid. Asociaciones de creyentes están mostrando su indignación y el director del museo, Manuel Borja-Villel ha tenido que dar explicaciones públicas y recibir a los abogados que le han anunciado una querella ante la Justicia. El trasfondo del conflicto: la libertad de expresión artística versus una creencia religiosa, la mayoritaria en España. No es un conflicto nuevo. Desata la pasión, que es lenguaje de los sentimientos. El arte contemporáneo o es provocador o no es arte; esa impresión se arrastra desde el pasad

Donald Hall

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D onald Hall (Handem, Connecticut, 1928) es uno de los grandes poetas norteamericanos que ya es más accesible para el lector en español. Without (Ediciones Vitruvio) y La cama pintada (Valparaíso), ambos poemarios traducidos por Juan José Vélez Otero, han sido publicados en los últimos meses. El primero, editado en 1998, es una obra maestra, donde el poeta expresa el dolor por la muerte de su esposa Jane Kenyon, también una prestigiosa poetisa. El lector se enfrenta en este libro a una poesía desnuda, clara e intensa y conmovedora. La cama pintada es una continuación de Without , en la línea de crudeza, descarnado realismo lírico y desconsuelo, como señala el traductor. Son dos libros que conmueven.

Reivindicación del lector

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U na de las normas del periodismo es erradicar la primera persona al contar una historia; norma que lo es por tener excepción, cuando el testimonio del narrador es un valor crucial del relato. Como lo es esta confesión: soy un lector exigente, aristocrático y humilde en la búsqueda del conocimiento. Pertenezco a la clase leyente , concepto que copio de César Antonio Molina . Un lector, no importa que el soporte sea papel o digital, que se alimenta con cada libro. Un alimento del ser para estar en este mundo. Esta clase de lectores podría parecer turba de numantinos en un mundo en extinción,  reemplazado por otro donde va imponiéndose el término hiper para describir el individualismo, la globalización la comunicación, el malestar... Todo es exceso. La cultura hace ya tiempo que no es tal, más bien industria cultural con su correspondiente aporte al Producto Interior Bruto estatal y creaciones que tienen que satisfacer, a la vez que incentivar, el gusto estético

Pizarro fue un estadista

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P izarro fue un estadista. Contra la leyenda negra, la doctora en Historia María del Carmen Martín Rubio ofrece una visión distinta en la biografía del conquistador extremeño que acaba de publicar. Francisco Pizarro, el hombre desconocido (Ediciones Nobel) es el título del ensayo. Con documentos rebate los prejuicios sobre esta figura de la historia de España, perseguida por relatos de sangre y ambición de oro. Aunque casi siempre sea tarde, no está de más el reconocimiento a las duras jornadas protagonizadas por españoles que han contribuido a que España sea tal como es. También es el caso del almirante Blas de Lezo, héroe en Colombia, quien ahora está siendo honrado en su patria, aunque la Armada no lo olvidó.

Un beso en el tabanco

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T enía unos ojos vivos, que aquella tarde de domingo miraban con malicia al joven acompañante desgarbado y tímido. La mujer podría hacerse pasar por una cariñosa tía altruista en la capital, como careta moral fantástica, solo que su mirada estaba al servicio tiránico del placer. Aquel sobrino era una perita en dulce, tan sensible; la inocencia de un explorador con su carne dura, fresca. Un pobre estudiante aturdido, desmañado, sediento; intrépido aventurero del Madrid golfo, en todo momento dispuesto a ofrecer escenas para los presuntos escritores emigrados de provincias con la intención de conquistar la gloria. Tarde de domingo, tonos templados ocre y verde en el paseo de Recoletos, por el que habían andado, con conversación liviana y muchas bromas, hasta entrar en el tabanco tras la caminata; cueva abierta ante la amenaza de la noche recién estrenada, acogedora, con todos aquellos clichés de un Jerez cañí, el aroma a oloroso, el bullicio de toda aquella gente amparada, las amar

Vulgar

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BOLETA DE IDA Y VUELTA U n lema del tipo: ‘La televisión donde tu te ves’ es una invitación a protagonizar en algún momento el contenido de lo que emite el electrodoméstico de la visión a distancia. La buena intención está en presagiar que esa emisora se va a preocupar de la vida del común, la ciudadanía; en vulgar, dar a conocer al público los hechos sociales en los que participan las personas. Otra intención menos consciente es alimentar el segundo de gloria de los comunes, que se ven en una pantalla, incluso hablando, cuando hay tanta ansia de ofrecerse en Facebook, WhatsApp, Twitter y otros tantas vías de comunicación tecnológicas. En toda televisión donde uno se ve, cualquiera podrá opinar sobre no importa qué asunto y testimoniar sobre un suceso. Un suceso informativo, sirva un accidente, no quedará cumplidamente editado en televisión sin la opinión de alguien que pasaba por allí, farfullando una generalidad que no aportará nada al hecho, salvo que el preguntado con la ce

Sono Pazzi Questi Romani

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Has vuelto al Mar del Japón y navegas entre más al sur del paralelo 32 y por encima del 44, con Frida. Contemplo en las cartas nombres evocadores, Hokkaidō, Kyushu, Honshu, Sajalín, Kanmon, Tsushima. Esos paisajes de islas y estrechos que solo puedo soñar. Evocaciones de remotos pueblos asiáticos en las frías aguas del estrecho de Tartaria. Frida me envía uno de sus besos ardientes –son sus palabras– que alimenta mi nostalgia. Estuvo contigo en las Islas del Rosario; desde entonces está contigo. Dices Justo que el augurio del Apocalipsis tiene larga y saludable vida desde el lejano tiempo de los desplazamientos de las hordas. Tienes razón. El caso es que una vez producida la catástrofe, a continuación la vida vuelve a sus trabajos, aunque se haya provocado un después totalmente ajeno al antes. Es curioso que cuando en España el Estado de derecho muestra su musculatura, se detienen a los villanos y se los lleva ante los jueces, los relatos apocalípticos logren éxito editorial. ¡

Atropellos contra el común

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A la espera de que el Apocalipsis arrase la España democrática, según los augurios apasionados de más de un opinante profesional en ese círculo ideológico que va de la extrema izquierda al punto de partida, tras rebasar a la izquierda, dejar atrás el centro, adelantar a la derecha y aparcar en la extrema derecha, justo junto a la otra extrema. Mientras se espera con mayor o menor impaciencia habrá que cuidarse de los atropellos sibilinos contra el común, por mor de una sociedad civilizada en la que impera lo políticamente correcto. Ese tipo de puñeterías que provocan que el Bombita ( Ricardo Darín ) de Relatos Salvajes, impactante película de Damián Szifrón , adopte una decisión explosiva para hacer su justicia, eso sí, sin causar daños irreparables a la gente. A pesar de la recomendación de Horacio sobre que «no se da mala vida quien de nacimiento a muerte pasa desapercibido» hay ciertos signos preocupantes del atropello enmascarado en todo camino sembrado de

Señala Adela Cortina que la ética es un buen negocio

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Señala Adela Cortina que la ética es un buen negocio. Quiere apuntar que a una sociedad le irá económicamente bien y tendrá saludables beneficios sociales si sus ciudadanos se suben al carro de los comportamientos éticos; ciudadanos entre los que se encuentran sus elites políticas, económicas y de todo tipo de poder que generan los Estados de hoy. Si no se roba habrá más dinero para construir carreteras, una mejor atención sanitaria universal, mejor sistema de educación, para entendernos. Adela Cortina ha ganado el Nacional de Ensayo por su libro ¿Para qué sirve realmente la ética? El jurado ha entendido que la premiada «acierta en aplicar el rigor de la filosofía a las interrogantes de la vida». Un consejo de la filósofa, que leo en ABC (23 de octubre): «Ningún país puede salir de la crisis si las conductas inmorales de sus ciudadanos siguen proliferando con toda impunidad».

Periodismo bajo sospecha

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BOLETA DE IDA Y VUELTA Recordar con respeto y cariño a quien ya no tendrá la oportunidad de defenderse con propia voz está bien. El periodista Benjamin Bradlee ha muerto. Quien levantara el Washington Post al Olimpo de los mitos de la vieja Prensa, el que impulsó a los reporteros del caso Watergate, quien defendió las buenas historias en el periodismo, merece el recuerdo. Su fallecimiento es una oportunidad para reivindicar la importancia del periodismo noble en la búsqueda de la verdad y de la Prensa como intermediaria social entre los ciudadanos y los distintos focos de poder. Sí, una reivindicación liberal, en un tiempo en el que la información como mercancía y el entretenimiento se ha instalado en los medios de comunicación y los periódicos impresos en papel parecen tener los días contados. Un tiempo en el que muchos periodistas de relumbrón mantienen una alianza con los personajes encumbrados que manejan el poder político, económico y social del Estado; a

Cierta condescendencia con la verborrea

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Cierta condescendencia con la verborrea conduce a leer textos donde impera el abstracto lenguaje, un masaje que incita al placer intelectual. Acontecimiento (Sexto Piso, 2014), el ensayo filosófico de Slavoj Žižek, una estrella de la filosofía actual refleja la promoción en palabras de Lola Galán en El País, es un libro que obliga a pensar al modo filosófico, que no es el común estilo de pensamiento. Libro sugestivo e inquietante. Dice el autor que «acontecimiento definitivo es la Caída misma, la pérdida de una unidad y armonía primordiales que nunca existieron, que no son más que una ilusión retroactiva». Un acontecimiento marca un antes y un después, nada será igual tras él, para entendernos. El pensamiento filosófico, la historia, todas las civilizaciones están marcadas por acontecimientos. Como Žižek es un prestidigitador de las palabras no deja de ser un encanto seguir sus argumentos al hilo de los maestros del pensamiento filosófico, el psicoanálisis, el cine, la literatur

El pobrecito charlatán

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España, retablo de las maravillas, parece que en pleno siglo XXI ha conseguido patentar un nuevo producto genuino: el pobrecito charlatán, hablador indiscreto y sin sustancia que deambula por las tertulias audiovisuales con una opinión para cada asunto y una medida arbitrista para multiplicar los panes y los peces. En su versión política para asaltar el poder, el pobrecito charlatán es capaz de arengar a los incautos para conquistar el cielo con el hálito impetuoso de Karl Marx . Nada que ver con aquel pobrecito hablador de Fígaro, intento de Mariano José Larra de razonar liberalmente contra la incuria de una sociedad española lastrada por el atraso. Hoy el charlatán de las ondas y de los platós de televisión cobra por opinar, filtra una versión del mundo sazonada ideológicamente y suele mostrar, con las excepciones que confirman la regla, una buena maestría en las artes del resentimiento. El resentimiento. Hay que estar prevenido contra este cáncer de las e

La gran biblioteca universal

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L a gran biblioteca universal soñada, Internet. El lector perdido en tanto marasmo, pulsando link tras hiperenlace, la hipérbole de la información con destino a la melancolía. La ignorancia por inflación de datos, engreimiento y vanidad. Ahora más que en el pasado se busca un lector con criterio, un titán dispuesto a dejarse seducir y batallar por la sabiduría. Una búsqueda que debe correr a cargo de un editor con juicio e instinto, rara avis. Roberto Calasso (Florencia, 1941), el alma de la editorial Adelphi, indica en La marca del editor (Anagrama) la existencia todavía de «una tribu dispersa de personas a la búsqueda de algo que sea literatura, que sea pensamiento, que sea investigación (...), que sea oro y no latón, que no tenga la inconsistencia típica de estos años. Faire plaisir era la respuesta de Debussy daba a quien le preguntaba cuál era el fin de la música. También el editor podría proponerse faire plaisir a esa tribu dispersa, preparando un lugar y una forma que s

La memoria

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«¿En qué momento la memoria se reviste de la impostura necesaria para ser consecuente con la vida?», escribe María Ángeles Robles en Una senda en penumbra . Se trata de una entrada en este delicado dietario (La Isla de Siltolá, 2014), dedicada a los recuerdos, los que nos permiten ¿reconocernos ante el espejo?, ¿inventarnos una biografía existencial?, simplemente soportarnos en nuestro presente, quizá. Adam Soboczynski apunta que «solo son felices las personas capaces de engañarse mucho a sí mismas» en su divertido El Libro de los vicios (Anagrama, 2013). La pregunta podría ser: ¿quién soy?, a propósito de esos recuerdos que recomponen una personalidad, también con relación a la máscara que cada cual exhibe para tratar de ser admitido en la vida en sociedad. Personalidad para ser aceptada en nuestras sociedades en las que se valora y premia la representación; mayor premio cuanto más se amolde uno e integre su falsa individualidad a la convención. ¿Quié

El tío Moncho

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Cata-catapum, catapum pum candela y el tito Moncho arriba y abajo en su asiento, alza p’arriba polichinela , con los dos ojos como canicas brillantes, cata-catapum, catapum, catapum , abajo y arriba el tito Moncho con la mano de una mujer empujando su cabeza y halando de sus cabellos con la inercia de un pistón, como los muñecos del pim, pam pum , las risas de los comensales, la mirada achispada del tito Moncho, su sonrisa de payaso feliz, la larga mesa con el mantel arrugado y botellas y restos del banquete, los camareros de camisa blanca y servilletas dobladas en los antebrazos, aquel aroma a sidra del merendero cuyos ventanales se abrían a un prado con largos tablones sobre troncos con bancos sin respaldar a cada lado y una rana que tragaba tejos de metal si se sabía acertar con su boca. También había una bolera, pero estaba silenciosa con motivo de la boda bajo el dorado reverbero del atardecer. Terminó la música y las servilletas volaron hacia el rostro del tito

El afán de cada día o como todo sale mal al final

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Si el Lazarillo hubiese tenido en sus manos una de esas tarjetas VIP de Caja Madrid habría de aplaudir con más ardor el sermón del dispensador de bulas: “Hermanos míos, tomad de las gracias que Dios os envía a vuestras casas”.  Aquella picaresca, transformada en latrocinio. Suma y sigue para que haya españoles en esta década sumidos en la melancolía, airados y hasta resentidos, por los ladrones de guante blanco; por aquellos que han utilizado sus labores políticas para dejarse corromper; por la vesania en la administración de los bienes públicos de gobiernos, como mínimo, incompetentes; por la lentitud y hasta desidia de quienes ejercen el poder judicial y la fiscalización de los delitos. Y como todo sale mal al final, en este ciclo borrascoso el Gobierno de Cataluña amenaza al resto de España con la secesión. Españoles que son el nicho de mercado electoral para todos los enemigos de las sociedades abiertas, bajo diferentes marcas de consumo que se ofrecen e

Adiós al presente

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La esquela en el periódico derrocó la duda. El cliente: «¿Muerto?» El barman: «Ya ves». El cliente: «Lo echaba de menos». «Un par de semanas hace que no venía por aquí». El barman dobló el diario. «¿Una cervecita?» Era un tipo curioso el viejo. Alguna vez se presentó con una pajarita, de color burdeos con pintas obscuras recordó, aunque lo normal es que acudiera al bar con corbata, trajeado, salvo en verano cuando lucía guayabera; jamás en pantalones cortos. ¡Qué horror! Su expresión favorita al ver a un vejete barrigón enseñando sin rubor unas flacas piernas pálidas con pelusilla, con la excusa de la calor. ¡Horroroso el gachó!, repetía con aquel gracejo que buscaba entre nosotros complicidad en el humor para despellejar a cualquier adefesio a la vista de la clientela del barrio. Sus zapatos relucían siempre, bien embetunados. Era un hombre limpio convino para sí aquel cliente, la mirada perdida. Hojeaba el diario al mediodía, sin entretenerse mu