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Mostrando entradas de mayo, 2015

Apunte para un tratado sobre el bostezo

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BOLETA DE IDA Y VUELTA E l pesimismo tiene un prestigio intelectual que no corresponde a la evolución de la humanidad y qué decir si es que nos ponemos a hablar de la sociedad española. El pesimismo goza de ese prestigio que alimenta una opinión pública banalizada y entregada al brazo ejecutor del espectáculo. En este caldo de cultivo, las malas noticias coparán los titulares de los medios de comunicación social. Aparte las tragedias, entre ellas las guerras y los desastres naturales, la mayoría de las malas noticias son carne de cañón para titulares que rellenan con supuesta acción el aburrimiento nada convencional de cada telediario, noticiario radiado... todos esos espacios informativos que dividen el tiempo cotidiano en las sociedades de masas, a galope. Saturados de información repetitiva, ahora, tras las elecciones de este pasado 24 de mayo nos damos a creer que algo importante ha sucedido –los periodistas acuden de inmediato al calificativo de histórico, po

Del Dietario de Jabu (3)

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  R achea la brisa del sudoeste. Agradable y fresca. Ambiente apacible en el club náutico, atracadero, propicio para los que no tenemos mejor cosa que hacer. Hace años acabé recogido en este caño, histórico, hermoso; en él me siento vivo. Veo pasar mi vida. Los personajes que desfilan por el bar del club. Las desapariciones , esas dagas que se van clavando en mi existencia, consciente de que a mí también me tocará. Es fantástico este lugar y tiene voces que solo pueden escucharse cuando se presta atención a lo trascendente. Solo entonces. Voces que cuentan cosas relacionadas con el misterio, nada que ver con los caracteres prefijados de la cuenta Twitter. El misterio, la realidad profunda. La realidad que no quiere cotizar en Bolsa, esa misma realidad que se niega a ser transparente, para no ser nada. En este rincón de Sancti Petri el aire sabe a sal. Son todas estas sensaciones tan íntimas que es mejor no hablar de lo que no puede ser expresado para que lo ent

El signo congénito de las cosas

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J usto cuando comienza a languidecer la primera inocencia anuncia su despertar uno de los grandes enemigos de la existencia. Llega como brisa cálida, hedionda y arreciará a lo largo y ancho de la vida de cada individuo, más de una vez con toda la fuerza de un vendaval, y ya nunca se acabará, incluso cuando la segunda inocencia relaje los años de la vejez. El fracaso es la asignatura suspendida de la existencia. Del fracaso hemos hablado tú y yo desde que transitábamos aquella adolescencia con la que fuimos otros, cuando condenábamos a la desconfianza a quien cumplía los 20 años. Veinte años y lo acusábamos, a aquel quien, de sospechoso, acomodaticio y negado para transformar el mundo. ¿Qué mundo? ¡Ah! Las grandes palabras sin sentido, desnortadas de rumbo. El mundo en transformación siempre estará fuera de nuestro alcance, aunque los protagonistas se satisfagan en la cresta de la ola, la misma que los arrojará revolcados a la orilla, magullados por los cantos rodados, atur

A propósito de 'Pienso para perros'

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E l escritor Luis Martínez de Mingo (1948) del 2014 no es el mismo que el que fue en cualquier otra época anterior de su vida, como confiesa en Pienso para perros (Los cuatro vientos. Renacimiento). El libro, dietario de un agnóstico y de otros asuntos del vivir, no es que se deje leer, induce a la relectura, a levantar la vista de la página, a pensar, ese gran peligro del cerebro cosificado en el escenario de convención de la sociedad de masas, políticamente correcta y cobarde, por demás. Implicarse en el agnosticismo es asunto grave, muy difícil de sostener si no imposible salvo que se caiga en una segunda inocencia, aquella abandonada al salir de la niñez, para defender con alma heroica que no se cree en nada, en nada. «La vida se basa en el autoengaño» comienza una de las entradas del dietario de Martínez de Mingo; uno se olvida de que te vas a morir, piensa que vale para algo, se inventa una personalidad, entras a formar parte del circo, con su público, hasta que un buen día

Mamíferos humanos

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N o importa tanto el conocer los comportamientos comunes de los mamíferos humanos. Lo trascendente es que son vidas únicas, si uno se empeña en creer en el ser. Después mi contertulio saltó desde la altura filosófica que solía provocarle el vértigo de lo inefable y decidió conversar sobre el mirar; nunca solicitaba permiso para cambiar el tema, romper la melodía y saltar de género, sin esperar objeciones de cualquiera que se sentaba a la mesa del café. Ahora tocaba un vals. Observamos y tendemos a juzgar, continuó, pero lo más hermoso es contemplar esas vidas que se presentan ante nuestros ojos, dejar que esas vistas sigan su curso. La barcaza estaba atracada en el Avon, en el muelle fluvial de Bristol. La escena tuvo lugar en su interior, nos dijo, observando en nuestros rostros la reacción a los saltos de su discurso. El patache ya no navegaba y lo habían transformado en un pub ruidoso donde se servía comida popular, con esa colección de sabores que ni provocan el re