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Mostrando las entradas etiquetadas como Apuntes al natural

Cualquier asunto podría germinar

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C uando sorprendo a aquel que fui siempre le pregunto por qué decidió seguir adelante aquella noche de luna llena. Seguir andando sin objeto, sin fin, sin meta. Le interrogo en sueños. Sin respuesta. Caminando bajo la luna. Los pies helados, sin más perspectiva en la noche. Nada, cualquier asunto podría germinar. Nunca ha habido una respuesta que pueda catalogarse con cierta contundencia en la lógica de las ilusiones categóricas de los hombres: aquel cisne que vemos es blanco, la marea cuando suba se zampará la playa, aquella joven tan hermosa asesinará tus sueños, tu voluntad se disolverá al despertar tras la celebración de todos y cada uno de los cumpleaños, ese hijo al que amas se ha convertido en el instante de ser engendrado en el mayor enemigo de tu libertad. La contundencia de la lógica ilusoria de cada uno señala el único rumbo de la nave en una singladura destinada al naufragio. Quien crea que no hay caminos en el mar será un héroe perdido y c

La ola

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L legó una gran ola y ahogó la ciudad. Aterrado, saltó de la cama. Amanecía. Buscó a través de la ventana la playa que aguardaba al sol. Entonces escuchó el rugido. vio el muro que hervía. Dio media  vuelta entre las sábanas y se conjuró con el sueño.

El bebedor de ‘chinchón’

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Sentada a la barra del bar tal parecía una hermosa estatua fina y orgullosa. Sus dedos tecleaban en el móvil con destreza. Absorta. Justo hasta que entró su hombre en el local. La besó. Pidió al barman dos bocadillos, sin calentar, y salió veloz tras pagar. La estatua de dedos danzarines sacó de la máquina dos cajetillas de Marlboro y salió disparada tras él, que la esperaba en un Audi rojo estacionado en doble fila. Rugía el tráfico calle abajo. Aparcar un coche en doble fila en esta capital puede acarrear una merma económica importante para el bolsillo y será obligación correr para que no te pillen, barajó en un su pensamiento sobre la pareja de jóvenes el bebedor silencioso dedicado plenamente a observar su pequeño hábitat. O, por la hora, se les habrá echado el tiempo encima para recoger sano y salvo a su bebé en la guardería o a la parejita en el colegio. El bebedor impasible pidió que le rellenaran la copa de chinchón .