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Mostrando las entradas etiquetadas como El suelto

Marear la perdiz

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  El caminante que disfruta con los gozos y sufre las penurias del vivir se pregunta en alguna que otra jornada del andar sobre quiénes son los necios conjurados, empeñados en gobernar para salvarnos de amenazas y males y en mantener este privilegio con tan buena soldada como compensación por su sinvivir. El convite claro que lo pagamos entre todos; ni los llamados vulnerables se libran, dado que es difícil sortear el impuesto al valor agregado, del que no se libra tampoco la barra de pan. A casi todos les es grato mandar, siempre que te obedezcan, por el miedo connatural al siervo. En el caso del estulto confabulado, éste no se conforma con tan poca cosa para su ambición; Su afán es apoderarse de la potestas otorgada por la sociedad civil para disponer de poder con lo que hacer de su capa un sayo. Siempre en nombre de los ciudadanos, que resultan ser individuos asustadizos, errados en comportamientos y sin visión de futuro. Con el presente tienen suficiente tarea para no aburrirse. En

Credulidad

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En el sufijo -dad está la llave del futuro. Con añadir -dad al adjetivo, además de feminizar la palabra, le conferimos una cualidad mágica. Donde se ha definido un problema, con añadir el sufijo latino, y ya ha llovido, se cree haber encontrado la solución: magia. Pues bien, el desempleado podrá disponer de empleabilidad, pero parado se quedará como no mueva el trasero con convicción; al infeliz se le aleccionará sobre la felicidad, aunque la miseria de sus días le coma las entrañas e infeliz seguirá sobreviviendo hasta decir basta. El sufijo -dad es hoy el bálsamo de Fierabrás para todo tipo de males. Sea donde se encuentre, si se ve inundado por adjetivos terminados en -dad, póngase de inmediato el chaleco salvavidas. Otrosí digo al aceptar el arte de la jerigonza con la credulidad del converso. Dicen los expertos que vivimos en sociedades complejas y para enmarañar esta obviedad, pues las hordas de cazadores-recolectores también gozaban de su complejidad, difunden lo que conocemos c

Ataque telúrico

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E l virus que nos azota ataca al Estado y en el occidente más o menos socialdemócrata, al Dios Estado providencia. Da la impresión de que nadie, salvo los sabios que estudian estos virus que necesitan atacar a los humanos para su propia supervivencia y la extinción de nuestra especie, estaba al tanto de una amenaza a la que bautizaron como SARS-CoV-2, por cierto una familia conocida que había mutado, y que provoca la enfermedad también bautizada como COVID-19. Estábamos tan seguros en nuestros sistemas de providencia, en el caso español bajo la protección de los prestamistas. Orgullosos, altaneros, por encima de la Naturaleza, al servicio del rey de la creación. Las palabras como utensilios vocales para crear mundos comprensiblemente ficticios y negar hasta la biología si fuera menester. Desde las tribus nómadas, con la palabra y las armas se crearon sociedades cada vez más complejas y finalmente los estados. Ahora volvemos a recordar que el Estado coraza puede quedar noq