Frente a la horca troquelada


















Cartas a Justo

En Biddi Mulligans, frente a la horca troquelada en el suelo de Grassmarket, sirven una cerveza artesanal más que decente y también chocolate aguado, que algunos entienden como belga, que es el que a Frida le gusta este mediodía frío de Edimburgo, en cuyas esquinas el viento cuartea los labios. Hablamos de las anémonas: cosas nuestras. También de la impresión que le dejó tu reciente estancia y es que me dice te vio sorprendentemente activo; “vital”, dijo.

Está visto, no vamos a vernos en tiempo. Volaste hacia Hong Kong. Un escueto mensaje: ¡Me piro, nos escribimos!

Te escribo. Lo de las anémonas, hermosa trampa venenosa para despistados, es nuestro Macguffin; nos permite a Frida y a mi descontar años, con la ilusión de que todavía podríamos desafiar las olas en la playa de San Lorenzo de madrugada, en aquel momento en el que el Arenal se lavaba la cara y comenzaba a vestirse de responsable.

Aquellas noches eran pura promesa.

Me cuentas que llegaste a comprar billete para Madrid, pero que te arrepentiste al día siguiente. No volaste. El caso es que el vértigo te pudo, toda esa gente desbordando la Gran Vía, dándose codazos en Casa Alberto. Toda esa gente viajera, como tú. También te venció el hastío.

¡Qué ganas de fastidiarnos la existencia!, refunfuñas, cuando hablas de España, donde los hombres que quieren ser libres observan con asombro a los incoherentes que dicen defender los derechos humanos y se encrespan contra quienes defienden la vida que muere con un aborto provocado; a quienes dicen defender tales derechos en nombre de personas condenadas con leyes justas a la cárcel por crímenes y terrorismo; a quienes amparan la secesión y el enfrentamiento civil, en el altar de la tierra prometida y la defensa de los oprimidos con políticas totalitarias que engendraron campos de exterminio y mataron de hambre.

Hastío de una sociedad acomodaticia, conservadora bajo la máscara del progreso, que ríe las gracias de la chusma y no parece dispuesta a defenderse como tal. España y los españoles tienen enemigos. ¡Estás cabreado! ¿Es parte de la vitalidad de la que me habla Frida?


Sí, lo has escrito, eres vital por libre y señalar al rey desnudo.

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