Sociedad mediática

Los profesionales de la voz nos vienen anunciando desde primera hora de la mañana que el fin del mundo está cerca. O casi. Tal que si corrieran el vértigo de que en llegando el Apocalipsis, no pudieran contarlo en directo.

Uno acaba por apagar la radio.

Al ojear los periódicos nacionales hay que ponerse monturas interpretativas, para coger al hilo la ideología pertinente. Bueno, casi siempre ha sido así, sólo que ahora que somos más civilizados nos importa y mucho el mancharnos los dedos con tinta.

En el ordenador, se clickea y las páginas de los digitales vuelan con buen viento de popa. Pelillos a la mar del bla, bla, bla…

Son insípidos los noticiarios televisivos, dado que todos cuentan lo mismo, con las mismas imágenes. Cambian los presentadores, quienes ponen caras a las marcas para las que trabajan.

Pasan los días y vivimos en nuestras fábulas de mimados enriquecidos a quienes gusta que los aterroricen.


No es un sueño, tan solo un hombre recogiendo algas en Luanco.

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