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Trapicheo

El coche subía y bajaba las colinas por calles estrechas. Su conductor, callado, apuraba las curvas. Frenó en seco, se bajó, volvió un minuto después y arrancó bruscamente el taxi. Arrojó la bolsita al cliente, en el asiento trasero. “Hachís afgano auténtico”, dijo. Sus ojos guiñaron en el espejo retrovisor.  

El duelo

E n la carta de navegación la posición era deprimente, quedarían días de navegación hacia ambas costas. En mitad del Atlántico Norte, el barco en silencio a merced del tobogán de las olas. Sin propulsión y con un marinero enfurecido navaja en mano. Morir ahogado o apuñalado. Cargó la pistola, convencido. El comienzo de una historia...
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  La tibieza del sol de enero en la España fría se agradece. A esa hora en la que el día se va despidiendo, el paseo sin prisas y la conversación pausada son placeres gratuitos. La foto pertenece al álbum Paseos por Madrid .