'No es posible vivir sin lamentarlo'

Es un verso del poeta Francisco Bejarano (Jerez de la Frontera, 1945): “No es posible vivir sin lamentarlo”. Con él finaliza su libro Recinto murado (1981).

Acabo, por el momento, de vivir la intensa experiencia de leer la antología (1977-2002) titulada Un juego peligroso, en edición de José Julio Cabanillas, con poemas escogidos de los cinco libros publicados por Francisco Bejarano, al que se incluye en la generación de los setenta. Poeta que dirigió dos excelentes revistas literarias: Fin de siglo (1982-1985) y Contemporáneos ((1989-1991).

Los libros de esta antología son: Transparencia indebida (1977); el aludido Recinto murado; Elogio de la piedra (1981); Las tardes (1988), que fue Premio Nacional de la Crítica, y El regreso (2002). A quien le guste el libro como artesanía delicada, disfrutará con esta joya que ha sido publicada por La Isla de Siltolá, dentro de la colección Arrecifes, este mismo otoño; una colección que por el momento también reúne obras de Aquilino Duque, Antonio Colinas y Lord Byron.

Dentro de mi presente gusto poético y de acuerdo con la experiencia vital acumulada, los poemas de El regreso han provocado en mí intensas emociones. Las que pueden provocar el miedo, la muerte, el destierro, el inalcanzable paraíso perdido, la soledad, la melancolía.

A propósito de la melancolía. Se puede convivir con ella, claro que para ello hay que alcanzar cierta sabiduría y desterrar el Prozac, por innecesario.

Se puede, aunque no lo crea.

Francisco Bejarano es además un magnífico bruñidor de artículos en la prensa diaria. Puede leerlo en Diario de Jerez, aunque la intensidad de la verdad en tantos de sus textos provoque dolor.


Francisco Bejarano.

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