Sacrificium

El ‘coco’ de de la España de hoy no es una novedad, dado que si echamos la vista atrás en lo personal y en lo que quedó escrito o grabado –según qué tiempos-, lo habitual del pueblo español ha sido el sacrificio en todas sus variedades. Una cierta izquierda divagante quiere mostrar su escándalo ante el sacrificio que propone Mariano Rajoy, en un tiempo en el que ya hay millones de españoles que viven el día a día con gran sacrificio económico de entrada, parece olvidar la aludida izquierda que divaga sobre su ideológico mundo perfecto, pleno de conceptos de plastilina.

Veamos. ¿Qué nos ha permitido llegar a dónde estamos? El sacrificio de muchas generaciones de españoles; un sacrificio que se traduce con nombre propio de millones de personas. Contemplando la historia, así fue.

Sacrifico: ¿de qué estamos hablando? ¿A cuál de las siguientes definiciones se apuntaría?:

Abnegación, renuncia o privación que se hace en favor de algo o de alguien.

Peligro o trabajo graves a que se somete una persona.

Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

Acto de abnegación inspirado por la vehemencia del amor.

Seguro que cada cual tiene su posición espiritual y vital ante estos dos enunciados que señalo abajo:

Una tribu, una sociedad, una nación, España, se sacrifican para perpetuarse.

Una persona se sacrifica para sobrevivir.

El caso es que el sacrificio no es que sea un ‘coco’ de las sociedades posmodernas; es algo muy ligado a la insoportable levedad del ser, lo que traducido suele resultar una putada de la vida de cada cual.

Hasta los privilegiados se sacrifican para seguir siéndolo… o perecen, paradojas de la vida. Recordemos alguna vez que las sociedades de nuestra civilización son unas privilegiadas frente a la barbarie, que también tiene sus sociedades humanas.


Estamos aquí porque nos preceden millones de seres sacrificados, pese a todo: optimistas.

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