Las dábamos por exterminadas por los 'emilios'

Las dábamos por exterminadas por los 'emilios', pero hemos conocido que las cartas siguen vivas y que no son rehenes de papel de los bancos que una mano desconocida introduce en nuestros buzones para informarnos del estado de nuestras cuentas, en manos de contables a quienes no tenemos el gusto de conocer, por carecer de pedigrí para disponer de un asesor financiero, tú y yo. Resulta querido Justo que no somos los únicos, dado que ahora hemos podido saber que los jefes de gobierno se cartean, con voceo previo, no vaya a ser que el cartero se equivoque de dirección. No somos los únicos que conservamos el hábito de cartearnos.

Mariano Rajoy, nuestro presidente, le ha remitido una carta anunciada a los cuatro vientos por los voceadores de la sociedad de la desinformación y el ruido al presidente del Gobern de Catalunya, Artur Mas. Sé que a ti esto te va a importar menos que un pimiento, en tus avatares por el mar de Andaman, realmente pendiente de que no os asalten los piratas que roban en el Estrecho de Malaca.

Una tautología en la retórica al uso español es una redundancia, bien por falta de estilo locuaz, bien con intención nada aviesa de reiterar lo ya sabido. Que la ley hay que cumplirla y que el dialogar hasta el infinito es cosa de humanos, antes que liarse a trompadas que salvo a la casa de socorro a nada conducen para bien de las partes. Eso es lo que dice la carta aludida, inmediatamente respondida con otra en la que el presidente catalán con nombre de caballero de la tabla redonda al cuadrado la da por recibida y ya veremos, otra tautología retórica.

Se habla mucho estos días de los deseos de secesión de una parte de la sociedad catalana. Piensa y acertarás que con poca cabeza y mucho sentimiento. Claro que el corazón dicen que nos lleva a cometer locuras, eso tanto tú como yo lo sabemos por experiencias propias. En fin, te envidio por estar tan lejos, laborioso con llevar la mercancía al destino en tiempo y sin merma y en gobernar tu micromundo social: esa tripulación que se entiende en ese inglés estándar al que hay que echarle mucha más imaginación que la que un escritor con seudónimo emplea en relatar una novela de vaqueros. ¿Todavía los hay?, me pregunto.

Pasión de catalanes dice un locutor de radio cuando aborda el relato del día a día del conflicto. Algo de folletín televisivo de sobremesa tiene el asunto, que trae de cabeza a quienes siempre son dados a preguntarse qué somos como nación. Pero créeme capitán, mucho dudo que el español del común se levante cada mañana pensando cómo sale el sol en la esquina noreste de la península donde tiene que ganarse el pan.

En fin, como no sé dónde andarás mañana, te remito esta carta a bordo en este 'emilio'. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ofelia contra la señorita mojigata

4 Tiempo de descuento

Esas rubias auténticas