Este presente que subyuga














Parece que no hay alto responsable político en España dispuesto a dar un paso atrás, metafórico, concentrase en pensar y dejar de actuar en acciones que ponen paños calientes a una sociedad compleja, que no está aislada del mundo. Los medios de comunicación social, que se alimentan del presente, son el escaparate de disparates y también protagonistas de cada nueva boutade, que justifique una visión catastrófica de una nación desarrollada, donde impera el Estado de derecho, que persigue a los delincuentes de guante blanco, también; donde la gente vive en libertad y sufre penurias económicas, también. Una nación en la que sus ciudadanos da la impresión que no están muy por la labor de organizarse, para complementar y contrarrestar cuando sea preciso al poder político, al que se le exige que rija la vida de cada individuo, protegiéndole hasta la próxima cita electoral, quizá herencia de la dictadura franquista, tan paternalista tal que democracia orgánica, que es una forma de controlar escudándose en la naturaleza de las cosas.

En España los que presumen de pensamiento profundo, el que tiene solución para todos los problemas económicos, sociales y políticos, son actualmente aquellos mismos, con  nuevas caras, que persiguieron la utopía de la igualdad comunista y desembocaron en la tragedia estalinista; con toques populistas milagrosos y mucho buen rollo entre colegas sesentayochistas, solo que del siglo XXI, la versión 15M y el eslogan de: Democracia real ya. También prometen el cielo, conquistarlo, para desembocar en el paraíso en la tierra, que eso es lo que el turista puede escuchar en la voz de una guía entusiasta, mientras el autobús con aire acondicionado, inaccesible para el cubano del pueblo, le traslada desde el aeropuerto José Martí al hotel lujoso de La Habana, donde el pueblo cubano sólo accede para currar y trapichear, esto último a escondidas. No es de extrañar que un socialista como Joaquín Leguina, expresidente de la Comunidad de Madrid hoy en su Consejo Consultivo, declare en ABC que Pablo Iglesias II sea un «peligro para la democracia». Tampoco que un vídeo en YouTube alcance éxito con un discurso político pronunciado en el Parlamento Iberoamericano de la Juventud celebrado en Zaragoza, el de Gloria Álvarez, previniendo del mal de cualquier populismo que embelese a los pobres, a los más necesitados, a los decepcionados y a los que odian en todo tiempo y bajo cualquier circunstancia. La guatemalteca licenciada en Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas, nos dice que tengamos ojito ante los líderes providenciales; en Iberoamérica tienen experiencia para exportar. Curiosa la frase: «Quieren tanto a los pobres, que los multiplican». Curioso que la democracia sea una, la suya.

Pararse a pensar y no un poquito debería ser obligado trabajo de los dos grandes partidos políticos españoles, PP y PSOE, y viceversa. Grillos son amores y nada de buenas razones, esto en lo que transmiten los supuestos líderes de canutazo a canutazo y tiro por que me toca la hora del informativo. Eso sí, vamos que nos vamos a hacer algo, aunque caiga la Constitución.


En este presente que subyuga, también da la impresión de que el Gobierno se ha pegado un tiro en el pie, que es el de todos los españoles, en el conflicto con la Generalitat, y para que no que no se quede el personal cojo, vuelve a apretar el gatillo con el barrunto de reconocer a Palestina como Estado, con un Gobierno formado por una coalición en la que está integrada Hamás, organización designada internacionalmente como terrorista, que tiene una alianza estratégica con el Terrorismo Islámico, que persigue la destrucción de los valores de Occidente y que acaba de anunciar su aspiración de extenderse a Arabia Saudí, Yemen, Egipto, Libia y Argelia. ¡Ah!, el Terrorismo Islámico gusta que se le califique como Estado Islámico y se considera un califato. También entre sus aguerridos criminales de guerra hay españoles, sí.

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