No se deje engañar

Un titular trata de sintetizar una información, provocar la atención del receptor, abrir la puerta a un misterio, invitar al conocimiento... Cosas como estas que se enseñan a los futuros periodistas o se van aprendiendo con la práctica continuada.

Un titular informativo también puede ser un arma contaminante del conocimiento.

Uno siente la atracción de un titular anunciado; presta atención, se interesa por la información que sigue y se percata de que es contradictoria con ese titular o llega a anularlo totalmente. Más de una vez se habrá preguntado ante situación semejante dónde estará la verdad: ¿en el título o en la narración?

El profesional de la información tiene la obligación de crear relatos. La vergüenza propia y ajena salta cuando se da la vuelta al calcetín para que los hechos encajen en un relato conveniente para la ideología del autor.

 Ideología como conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc. -Nos informa la RAE-

¡Esos titulares que son armas de destrucción neuronal!

Si es que usted se deja, claro.

    –¿Cómo?
    –No se deje engañar.
    –Pero es verdad lo que dice.
    –¡Ah! Cuestión de fe.
    –¡No!
    –De militancia entonces.


Transparencia.

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