Nadie sabe lo que ocurrirá

Escribes una Autobiografía de papel y un jurado de los que se reúnen con marchamo de prestigio te concede el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald, claro que Félix de Azúa, mente clarividente, se ha esforzado en hacer provocativo balance de la historia cultural española desde finales del franquismo, argumenta el jurado. En cuanto a Barack Obama, éste asimila su caída del caballo y a renglón seguido el Premio Nobel de la Paz dice aquello de que la fuerza es el único lenguaje que entienden los asesinos. En Bruselas podemos ver con nuestros ojos, caso de desplazamiento, el legado del Tarantino de su tiempo que fue Pedro Pablo Rubens. Pintaba cuadros.

Antes de tratar de explicar la disparatada entradilla hay que aclarar una evidencia: nadie sabe lo que ocurrirá y por tanto, solo se puede juzgar lo pasado, con gran riesgo por cierto de equivocarse igualmente.

El Bozar, gran institución cultural belga, ofrece la oportunidad extraordinaria de conocer la sensación y la sensualidad que creó Rubens, del que casi todos los pintores procuraron aprender; sí, también Velázquez. Pintó mujeres entradas en carnes con unos cutis, unas pieles... magníficas; esos retratos sensuales, las escenas líricas, también íntimas. Entonces el calificado como Príncipe de los pintores o el Homero de la pintura era el doctor Jekyll, salvando todo tipo de malentendidos; es decir, un pacífico poeta con una genial paleta de colores.

Pero este genio que abrió las puertas al rococó, al romanticismo y hasta al impresionismo también tenía su faceta como gore. Respetando a su siglo, claro. Se transformaba en este caso en míster Hyde, no talmente el misántropo de la novela de Robert Louis Stevenson, sino un tipo que empleó su genial paleta de colores para componer poderosas y violentas creaciones, excelentemente pagadas por la Iglesia, la Monarquía y la Nobleza; interprétese como instituciones.

Un Tarantino en el entonces. Debería sentirse orgulloso por la comparación el director de cine, aunque los comparativos en Prensa se arrojan a la buena de Dios.

Visto que este artículo está repleto desde su inicio de símiles retóricos, bajo la norma en Prensa de encontrar semejanzas fácilmente comprensibles en lenguaje llano, que no implica escribir para tontos, aunque se aparente, ahora toca el turno de una célebre caída de caballo, como apertura de mente, clarividencia instantánea. El caso es que el Premio Nobel de la Paz ha comprendido finalmente que existen individuos, que actúan además en manada, que se comportan como fieras. Obama ha ordenado a la aviación bombardear posiciones de los terroristas del Estado Islámico en Siria, en tanto que en la 69 Asamblea General de Naciones Unidas confesaba: «El único lenguaje que entienden asesinos como estos es el de la fuerza».

Larra, Campomanes, Jovellanos, Blanco White en su tiempo fueron quejosos, trágicamente, de la educación en España, dominada por la Iglesia y su Inquisición, complemento a la persecución y caída en desgracia de quien pensara por su cuenta y osara enviar las ideas a la Imprenta. De aquellas desgracias todavía quedan lodos, con alguna inquisición civil empecinada, es un ejemplo, en adoctrinar con la lengua; o en mantenella y no enmedalla para un sistema de educación universal que hace aguas, si realmente se quiere progresar en el conocimiento, y un tercer ejemplo de comportamiento inquisitorial tóxico es el desprecio gubernamental al recortar fondos para investigar.

A propósito de balances culturales al estilo Azúa, quizá se pueda achacar a la Inteligencia dominante tras la disolución del régimen de Franco haber cerrado puertas a quienes no han estimando inteligente seguir el único pensamiento homologado por la abstracción que se reconoce por Izquierda. Nada nuevo, esa manía de los españoles de poner la zancadilla al otro en cuanto se puede.