Testosterona

Gabriel Albiac es un filósofo apocalíptico que hoy advierte desde las páginas de opinión de ABC sobre la quiebra política que se nos avecina el 21 de octubre, cuando se celebren las elecciones en el País Vasco, la mítica Euskal Herría de Leire Etxberria Lizarralde, alcaldesa de Zestoa, célebre localidad gipuzcoana por su balneario. Fernando Sabater es un filósofo ético que, en este caso en la sección de opinión de El País, hace un llamamiento a las bautizadas como fuerzas progresistas para que den la cara en El País Vasco frente al nacionalismo, Bildu y los pistoleros en hibernación.

Albiac tira de Blaise Pascal para que veamos por encima del velo el camino del precipicio. Sabater teme que se imponga el gusto minoritario por las ensaladas euzkaldunas, que concursaron en las pasada Semana Grande de Donosti, sobre los gustos de los más. Leire, que ama a su Cestona y quiere saber la opinión de los vecinos, convocó un referendo sobre la fiesta taurina, que perdió.

De los 3.012 vecinos censados que pueden votar, 540 dijeron que no querían toros en su pueblo y 953 que sí. Pues que sí, seguirán los toros. No así en la capital San Sebastián, donde su alcalde no se arriesgó preguntando. Juan Carlos Izaguirre dijo que no en nombre de todos.

Los toros son polémicos, por eso también hay bronca ahora que vuelven a la TVE. Hecho que hay quien tuitea de retorno a la caspa, como si no hubiera más caspa que ésta en la que fijarse. El toro es símbolo de España en el imaginario popular. Albiac y Sabater hablan de ética y política en sus respectivos artículos, a su manera. La ética lo impregna todo, como debe ser. Pero el pueblo que se desvive por la Selección Española de Fútbol ama la testosterona que simboliza el toro; ese toro de Osborne indultado en las carreteras. Parece ser que en el imaginario internacional España y toro son todo uno.

En fin, el lío éste de las contradicciones humanas que a todos nos embarga.

Sobre todo aquí, en esta tierra que adora el ¡Viva Cartagena! cantonal. De ahí que en versión moderna, tipo la república de mi casa a lo Ikea, los vecinos de Sant Pere de Torelló y Calldetenes, dos localidades de Barcelona, han decido autoexcluirse de España.

Ya son territorio catalán libre, ni más ni menos.

Parece que en España no son luces las que sobran.


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