No hay otra opción

Cartas a Justo Cuando los veraneantes huyen en estampida porque les reclaman los deberes de la ciudades, ocupaciones profesionales, la educación de los niños, el hogar, Puerto de Vega vuelve a sus rutinas marineras sin espectadores, a las labranzas en los huertos que dan alubias con denominación de origen. Vuelven a escucharse los bofetones del Cantábrico contra los diques de contención que protegen con su laberinto el recóndito puerto refugio. En la rula se subasta el pescado y el conflicto con la vecina Luarca por la codicia del percebe salta a las páginas de la prensa . Ya el Nordeste pica en la piel y tú sientes nostalgia, Justo. No te importa que andes navegando con las escotillas trancadas, a toda máquina, con el insomnio en la pantalla del radar, sospechando de todos esos destellos que se desplazan con rapidez. ¡Los malditos piratas del Estrecho de Malaca! Sientes nostalgia de tus tierras, sus sabores y saberes. Te acompaño en el sentimiento. He le...