Paraísos y felones




Amanece que no es poco y quien no se consuela es porque le faltan ganas. Que no es poco... el consuelo al que se aferra quien ha perdido la dignidad que ofrece la obligación de trabajar, asunto capital contra el que aquí no se adoptan medidas radicales, el desempleo. Amanece que no es poco cumple 25 años, ¡qué maravillosa locura de José Luis Cuerda! Qué pudo dirigir un reparto excepcional.

De locuras no anda este mundo escaso, en un tiempo en el que nos encontramos ante un espejismo de paz, que nos advierte Juan Pablo Fussi, recién publicada en Galaxía Gutemberg/Círculo de Lectores su Breve historia del mundo contemporáneo. Cada cual tiene su ejemplo de locura diaria. En Arabia Saudí el jeque Aleh al Lohaidan, que es consejero judicial del Ministerio de Justicia sostiene que conducir daña los ovarios de las mujeres. Sí. El juicio de este personaje religioso lo publica el diario Al Sabq. No es broma, que la multa al marido que deje el coche a su mujer asciende a los mil leuros. Eso en Arabia Saudí, donde se se insta a la mujer a ser razonable y a emplear más la mente que el corazón. ¡Anda que no daría esta locura para una secuencia de Amanece!

Junto a los locos conviven los listos. Alexander Dalrymple fundó el Instituto Hidrográfico Británico y pisó noble madera en la Royal Society, apadrinó a James Cook y el muy espabilao, apasionado por el Pacífico, se hizo en un descuido en Manila con el tesoro cartográfico de los marinos españoles, Ruy López de Villalobos, Pedro Fernández de Quirós, entre otros. ¿Y qué?  El caso ahora en descubriendo demuestra una vez más que eso de que todo el mundo es güeno es pura fantasía. Alguna razón tendrán quienes sospechan que en toda hazaña histórica hay un tunante interpretando su papel. El caso es que los españoles estuvieron allí primero, en Hawaii que, por supuesto, nunca se habría de llamar así, no se le hubiese ocurrido a Fernández de Quirós tal disparate en la lengua. El Cook llevaba los planos afanados, cartas marinas, a bordo de su Endeavour y encima él se colgó la medalla. A partir de ahí comenzó la fantasía, playas, cocoteros, chicas dulces, el paraíso en la tierra, Hawaii, Bombay son dos paraísos que a veces yo me monto en mi piso... que canta la Ana Torroja de Mecano. Faltó rematar la faena, una vez más en nuestra historia.

A propósito de los sitios reales que imaginamos, dice Wim Wenders: “Los lugares de mis fotos cuentan sus propias historias. Yo no soy más que su traductor”.


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