¡Qué mala fama tiene el avestruz!

BOLETA DE IDA Y VUELTA













¡Qué mala fama tiene el avestruz! Ejemplo de cobardía. Sin embargo, con nombre propio, como todo un fulano, ahora que está de moda nombrar a los perros tal que si pasaran por la pila bautismal o el registro civil, Alonso es la envidia de muchos, que sueñan con oler el dinero y encontrarlo allí donde se esconde, en estos tiempos tan esquivos para el capital de los asalariados y autónomos buscavidas. El perro de la Guardia Civil de los 23 mil euros tiene un olfato portentoso para los billetes y acaba siendo una animal mediático, que sí sale en los medios por mérito propio.

Pero sólo nos acordamos de los pobres avestruces para acusarlos de esconder la cabeza, que es su defensa ante los palos de la vida. La táctica del avestruz, señalan con el dedo quienes acusan de no dar la cara convenientemente los responsables de desaguisados, robos con peor fortuna, que acaban en los juzgados previo paso de citación o estancia en el calabozo del cuartelillo.

Sean políticos, sindicalistas o administradores de mayor cualificación, en este retablillo de las vanidades que ilumina las portadas de los periódicos de cada día y sirve de escenario para las puestas en escena de todas las penas de telediario.


Reflexión de calabozo: ¡Ay! Quién pudiera sobrevivir en Júpiter y Saturno, ahora que ya sabemos que no llueve maná, sino diamantes como puños.

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